La realidad siempre supera la ficción... estaba con un amigo arreglando el mundo en un bar, cuando formulé mi deseo más anhelado:
- Jefe, una de chopitos!!
- A la romana?
- Que romana ni que romana, una de chopitos... como Dios manda..., a la romana serán los calamares... vamos, digo yo...
- No, que no es eso, que le decía que se los pida a la rumana, ru, rumana... que esta mesa no me corresponde a mi....
(!) Mecachis en los mengues... ya me había yo hecho en ese instante la idea de cómo iban a ser esos chopitos a la romana, cortaditos en minúsculas rodajitas...
Ya lo estoy viendo...
mousse de chopitos a la romana caramelizados con ajonjolí... por lo menos!! Buah, chaval, buah! ... Pero, no... efectivamente, la camarera era natural de Tulcea, a orillas del Mar Negro, y por lo visto de allí eran también los chopitos, pues el aceite de la freidora los sacaba más negros que la conciencia de nuestro ministro de economía...
- Ay omá que rica!, señaló el chopitero en clara alusión a la mesonera.
Como en misa cuando los feligreses repiten los salmos del sacerdote, respondí
- Ay omaaaá...!
Sea como fuere, seguimos arregalndo el mundo... nos apretamos los chopitos, que de tamaño y sabor eran adecuados, si bien precio y presentación dejaban mucho que desear...
- Jefe, con esto no saca ni para una reseña en el periódico de la Junta de Distrito... así que de la Guía Michelín ni hablamos!
- No me jodaís con exquisiteces, siete de la jarras y doce de los chopitos, veintidos, alguna cosita más?
- Pues el martes proclaman al Obama...
- Pues sí, pero no lo dan por el plus, no?
- Pues no lo sé, yo no tengo plus...
- Ah...
- No dejas nada?
- No, que necesito el suelto pa tabaco...
No vuelvo a tomar chopitos en el Tíber..., non troppo...
Eso sí... el mundo... "arreglao, arreglao".
Saludos chopiteros!